El otro día, en uno de los puntos más bulliciosos de este Madrid que hace tiempo que perdió el norte me encontré con esa flecha amarilla que veis en la foto.
Son las flechas que marcan el Camino de Santiago desde Madrid. Un largo viaje espera a los que, como Jaime (mi hermano del camino), un día deciden salir de casa y seguirlas cruzando la península hasta Galicia.
No puedo evitar recordar aquellos días por Asturias camino de Santiago y sentir el gusanillo del caminante (sólo aquellos que lo hayan hecho me entenderán)
Indescriptible tiene que ser la sensación de salir un día de casa con lo imprescindible y atravesar la península... No hay mayor libertad para el caminante que la ausencia de necesidades ni mayor satisfacción que salir a VIVIR cada día.
El camino, más allá de su meta, debería ser un fin en si mismo. Quizás sea esta la lección más valiosa que obtiene el peregrino para la vida...
Son las flechas que marcan el Camino de Santiago desde Madrid. Un largo viaje espera a los que, como Jaime (mi hermano del camino), un día deciden salir de casa y seguirlas cruzando la península hasta Galicia.
No puedo evitar recordar aquellos días por Asturias camino de Santiago y sentir el gusanillo del caminante (sólo aquellos que lo hayan hecho me entenderán)
Indescriptible tiene que ser la sensación de salir un día de casa con lo imprescindible y atravesar la península... No hay mayor libertad para el caminante que la ausencia de necesidades ni mayor satisfacción que salir a VIVIR cada día.
El camino, más allá de su meta, debería ser un fin en si mismo. Quizás sea esta la lección más valiosa que obtiene el peregrino para la vida...
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