sábado, 6 de octubre de 2007

Interlaken.

Al día siguiente terminamos nuestra estancia en Berna con una visita a la que fuera la casa de Albert Einstein, en la cual desarrolló la Teoría Especial de la Relatividad mientras trabajaba en la oficina de patentes de la ciudad: una visita más sentimental que bonita o instructiva.

Completamos la mañana paseando por un mercado de artesanía junto a la catedral y por otro mercado de comida: principalmente quesos, frutas, hortalizas y variantes. Como en los puestos ofrecían degustación de sus productos fue una muy buena ocasión para probar desde embutidos a aceitunas aliñadas o bizcochos y quesos artesanales. Nos llevamos una bolsa con algunos quesos riquísimos.Quesazo


Lago Thun


Recogidos los bártulos en el albergue cogimos el tren que nos llevaría entre preciosos paisajes hasta Interlaken, pueblo situado entre los lagos Thun y Brienz , y en el extremo norte de los Alpes. A pesar de sus escasos 5000 habitantes es un enclave turístico de primer nivel, debido a sus buenas comunicaciones e inmejorable ubicación.

Cascadas de LauterbrunnenDespués de dejar los bártulos en el simpático albergue de Interlaken (situado sobre una cervecería) decidimos improvisar e ir a visitar la Catarata de Lauterbrunnen, de donde os dejo unas fotos (que me será mucho más fácil que contarlo con palabras)


Cascadas de Lauterbrunnen


Trás terminar la visita a las cataratas decidimos pasarnos por Wengen, pueblo con la peculiaridad de que no lleva hasta él ninguna carretera. Acostumbrados a no contar con coches el pueblo ha decidido no haya coches con motor de explosión, por lo que sólo se permiten vehículos eléctricos, muy escasos también, ya que su uso es exclusivamente interno. En cualquier caso la población está perfectamente comunicado con el resto del País a través de los frecuentes trenes. Y con unas vistas como la de la foto:

Vistas desde Wengen


Por la noche aprovechamos para cenar una fondue de queso en uno de los sitios más asequibles de Interlaken, el restaurante Bebbis.

Dimos un paseo nocturno por Interlaken, donde las tiendas de souvenirs permanecían abiertas hasta tarde, con las omnipresentes navajas y relojes de cuco presentes en todos los escaparates.
Precios. Si, más caro que España, pero no en proporción a los sueldos. Aunque se acepta el euro en muchos sitios conviene usar el CHF (franco suizo) o la tarjeta de crédito para tener un mejor tipo de cambio. Precios tipo: un café (grande, eso si) 2,50€. Una tercio de cerveza de barril (2,50-3€) Cena para dos personas, desde 20€.



Al día siguiente estaríamos pisando nieve...

lunes, 1 de octubre de 2007

Berna. Paseando entre soportales...

La mañana del segundo día aprovechamos para cruzar el Lago Léman en barco, ver la Catedral de Ginebra por dentro y visitar el Museo de La Reforma, donde el culto a la figura de Calvino y el sentimiento contemporáneo de ecumenismo, me dejaron un sabor agridulce.Museo de la reforma

Compramos unos bocadillos, algo de beber y un poco de chocolate (ahhghaghagagh) y salimos en tren hacia Berna, capital de la confederación. Es curiosa la sensación de una capital de 140.000 habitantes y un ambiente tan cosmopolita.

Transportes. Aún estoy flipando con el sistema de Transportes del país, desde el urbano a los remontes. Todo un alarde de tecnología, servicio, profesionalidad y puntualidad. Como muestra lo que me dijeron en la taquilla de la estación de trenes: señor, en Suiza no se reservan asientos, si se llena un tren ponemos otro. Con lo cual una vez tenemos billete basta subirse al tren y elegir asiento. Trenes intercity unen las principales ciudades cada hora desde bien temprano hasta la medianoche.


Lo mejor de Berna, sin duda, pasear por su cuidadísimo centro histórico, ya sea por fuera o por dentro de los soportales, echando un vistazo a los cuidados escaparates del abundante comercio. Y no, no los vaciaban por la noche y tampoco había persianas anti-cacos.Escaparate

Después de dejar las cosas en el Albergue, ubicado en una zona tranquila junto al tempestuoso Aar, paseamos por las zonas con más encanto de la ciudad, viendo además sus tejados desde la torre de la Catedral.

Vistas desde la torre de la catedral de Berna
Vistas desde la torre de la catedral de Berna

Sin Duda una ciudad con encanto para peatones y ciclistas.

Catedral de Berna


Por la tarde paseamos tranquilamente hasta la colina del Rosengarten (mirador natural de la ciudad) y cenamos tranquilamente en una cervecería junto a las antiguas cocheras del tranvía. También en esta ocasión pudimos degustar cerveza artesana acompañando a la temprana cena (a las 6 de la tarde!! :-O)Comida. Quizás la gastronomía de Suiza no sea para tirar cohetes, pero, como en cualquier sitio, se puede comer bien sin dejarse un riñón si buscas un poco. Escasas las especialidades locales, mucha cocina internacional.


Berna desde el Rosengarten

Un paseo ya nocturno por las calles de Berna completó el día...

Todas las fotos del día aquí.