Compramos unos bocadillos, algo de beber y un poco de chocolate (ahhghaghagagh) y salimos en tren hacia Berna, capital de la confederación. Es curiosa la sensación de una capital de 140.000 habitantes y un ambiente tan cosmopolita.
Transportes. Aún estoy flipando con el sistema de Transportes del país, desde el urbano a los remontes. Todo un alarde de tecnología, servicio, profesionalidad y puntualidad. Como muestra lo que me dijeron en la taquilla de la estación de trenes: señor, en Suiza no se reservan asientos, si se llena un tren ponemos otro. Con lo cual una vez tenemos billete basta subirse al tren y elegir asiento. Trenes intercity unen las principales ciudades cada hora desde bien temprano hasta la medianoche. |
Después de dejar las cosas en el Albergue, ubicado en una zona tranquila junto al tempestuoso Aar, paseamos por las zonas con más encanto de la ciudad, viendo además sus tejados desde la torre de la Catedral.
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Sin Duda una ciudad con encanto para peatones y ciclistas.
Por la tarde paseamos tranquilamente hasta la colina del Rosengarten (mirador natural de la ciudad) y cenamos tranquilamente en una cervecería junto a las antiguas cocheras del tranvía. También en esta ocasión pudimos degustar cerveza artesana acompañando a la temprana cena (a las 6 de la tarde!! :-O) | Comida. Quizás la gastronomía de Suiza no sea para tirar cohetes, pero, como en cualquier sitio, se puede comer bien sin dejarse un riñón si buscas un poco. Escasas las especialidades locales, mucha cocina internacional. |
Un paseo ya nocturno por las calles de Berna completó el día...
Todas las fotos del día aquí.
1 comentario:
Hoooola saludetes desde Granada,que envidia ( sana por supuesto) me das con tus viajes.Las fotos impresionantes algunas,se te lee tmb por aqui,desde la ciudad del más bello atardecer.
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